martes, 15 de enero de 2008

ÁNGEL GONZÁLEZ: íntimo, puro y transparente

El pasado sábado, 12 de Enero, falleció en Madrid un compañero de mi muy admirado y siempre presente don Jaime Gil de Biedma: el asturiano Ángel González. Integrante de la llamada Generación del 50 (junto a otros tan respetables y dignos de nombrar como Gamoneda, José Agustín Goytisolo, José Ángel Valente...), sufridor de las desgracias de la Guerra Civil, exiliado, maestro, licenciado en Derecho, miembro de la Real Academia de la Lengua desde 1996 pero, sobre todo, POETA.
Como mínimo, una lágrima; a partir de ahí, muchas noches de leerlo sobre el colchón, como a mí me gusta. Otro que, al igual que Miguel Hernández escribió en su día, se va, se va, se va pero se queda, o al menos sí en mí.


Me basta así

Si yo fuese Dios

y tuviese el secreto,

haría
un ser exacto a tí;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),

y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera

de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,

y de besarnos sin hacernos daño

- de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
entonces,

si yo fuese Dios,

podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste

por la que ibas a ser dentro de nada;

ya no sé si me explico, pero quiero

aclarar que si yo fuese

Dios, haría

lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,

para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,

a que sorprendas todas las mañanas

la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,

resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,

mojado todavía

de sombras y pereza,

sorprendido y absorto

en la contemplación de todo aquello

que, en unión de mí mismo,

recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando - luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo

constelaciones: existes.

Creo en ti.

Eres.

Me basta.)

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