miércoles, 2 de enero de 2008

ILUSIONES

No hay nada peor que desear algo en la vida con todas tus fuerzas, tener una ilusión en la que pretendas invertir tus esfuerzos para llegar hasta ella, y que de repente llegue alguien y la pisotee en tu cara.
Lo cierto es que no sabría explicar con pocas palabras esa sensación amarga de derrota sin haber siquiera entrado en batalla, ese pequeño picor que empieza en el pecho y sube hasta la garganta y continúa en los ojos llenándolos de agua, ese apretar de dientes y retorcer de lengua para evitar derrumbarse en público, ese sentimiento de desamparo y soledad, de desnudez incómoda ante el resto del mundo.
Creo que cuando uno guarda una ilusión nadie tiene derecho a agredirla. Es como un pequeño juguete de la infancia que llevas a todas partes y sería injusto que el matón de turno llegase sin previo aviso, nos lo arrancase de las manos y lo destrozase esparciendo los pedazos a nuestro alrededor.

Parece mentira la falta de respeto y de consideración que hay en esta sociedad, empezando por las instituciones más antiguas. Deberíamos de instruír a las futuras generaciones en el ejercicio de la tolerancia y la empatía.

2 comentarios:

Agurdión dijo...

Hay una canción de un tal Carlos Varela que dice que "las luces en la carretera son como los sueños. Se acercan lentamente y cuando llegan se vuelven a ir". Los deseos, las ilusiones, nos mantienen vivos mientras se acercan; pero apenas se cumplen, todo se queda en silencio y sentimos una profunda melancolía.

the robot dijo...

Mi querido amigo, no estoy en absoluto de acuerdo.