domingo, 30 de diciembre de 2007

El ATAQUE de los VIRUS

Desde principios de Otoño unos y otros hemos ido sufriendo catarrillos de diversa índole debido, entre otras cosas, a los bruscos cambios de temperatura que nos ofrece la madre naturaleza debido a ese fenómeno que, excepto el primo de Rajoy, todos conocemos y tememos. El cambio climático se deja ver en distintos lugares y tomando diferentes formas, y en nuestro caso, dejando aparte la falta de lluvia (a estas alturas ya estaríamos hasta el gorro de botas, impermeables y paraguas), no ha sido tan grave como en otras zonas de España y, por supuesto, otros países más desfavorecidos a los que parece que la desgracia continua les persigue.

Pero en lo que yo quiero centrarme es un asunto, y discúlpenme pero mis neuronas no dan para más hoy, mucho más trivial y de una importancia infinitamente menor: la gripe.
El miércoles por la noche sentí un leve picor en mi garganta que indicaba que las cosas no iban todo lo bien que supuestamente deberían ir, pero no le di demasiada importancia. Unas horas más tarde, después de una noche de sudores continuos y sensación de frío intermitente me levanto a duras penas con una congestión nasal del quince, leve dolor de cabeza, estornudos y una de mis amígdalas como una pelota de ping- pong... ¡El horror! Había pasado días esquivando virus rodeada de gente en pleno estado gripal pero no, ya era demasiado tarde... El que con niños se acuesta, meado se levanta. La gripe también se había apoderado de mí. Y la fiestichuela para despedir el año ahí, al ladito mismo. Tres días de encierro y kleenex, muuuchos kleenex.
Como mañana siga así no salgo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo es que ya no puedo más. Después de sobrevivir a una gripe y a un ataque fulminante de sinusitis (gracias, mil gracias por ayudar a un pobre enfermo moribundo), pensé que mi cupo de enfermedades invernales ya esataba cumplido...pero no.

Ayer comenzó el picor...una leve molestia en la garganta.

Después llegaron los mocos. Y esta vez llegaron para quedarse.

Y todo por no tomarme propoleo con equinacea, que debe de ser la maravilla de las maravillas, porque me lo ha recomendado mucha gente..."te lo tomas y no te acatarras más, te lo juro". (entre la gente que me lo recomendó, estaba una que ayer estaba como el culo de mal, ojos llorosos y garganta hinchada...se ve que olvidó su dosis, si no no me lo explico).

Agurdión dijo...

En cambio a mí el atracón de Nochebuena me dejó unos síntomas de otro tipo, que no relataré por respeto al personal.