sábado, 30 de agosto de 2008

La SOGA, de Hitchcock

Después de haber abandonado voluntariamente mi blog durante algunos días debido a un percance que sufrí al ver desaparecer ante mis sorprendidas narices todo un post sobre Wall·e - Batallón de Limpieza, regreso. Y lo hago con el claro objetivo de lograr una reconciliación tras haber padecido un indeseado borrón y cuenta nueva acerca del último regalito de la Pixar. Pues bien, creo que nadie mejor que uno de los maestros para encabezar un post cinematográfico. Pero antes de continuar, he de describir brevemente mi primer contacto con Alfred, que tuvo lugar allá por el año 87 de la mano del irresistible Cary Grant en Atrapa a un ladrón. El caso es que me gustó tanto, tanto, que pasó a ser una de esas películas que odiosamente visionan y revisionan los niños hasta saberse los guiones de memoria y llegar a aborrecer a sus familiares más próximos - menos a mi abuela, que compartía mi fanatismo como fruto del amor que profesaba por el Gary. Por supuesto, ni idea tenía yo de que pertenecía al célebre director mientras dedicaba mis cuantas horas al mes para calmar la adicción que me había producido; sin embargo, cabe decir (más que nada para que no se piensen ustedes que era un diminuto ser despreciable y selecto) que esta gran obra coronaba el orden de importancia junto a otros títulos como Grease (eso sí que era un musical), series como Webster e incluso telenovelas como Cristal. Es lo que tienen los gustos infantiles, que inevitablemente parten del término popurrí.

Volviendo al caso, con posterioridad vería La ventana indiscreta, Crimen Perfecto, Encadenados, Con la muerte en los talones y ... Pájaros. Fue esta última la que abrió una brecha entre ambos y provocó una fobia permanente hacia ciertas especies avícolas que me persiguiría durante el resto de mi vida. No obstante, conseguí reconciliarme con la agradecida Psicosis.

La que no había visto era Rope, La soga, basada en una obra teatral, de la que probablemente conserva la estructura intacta, ya que está rodada en un único plano- secuencia a pesar de que haya varios cortes debido a la escasa capacidad de que disponían los rollos de película por aquel entonces. Una obra de teatro filmada, podríamos decir, con una calidad interpretativa extraordinaria. Una obra maestra que destripa la mente perversa de una pareja de jóvenes acerca de la existencia del superhombre y su derecho a disponer de la vida de aquellos a quienes considera mediocres.

HAY QUE VERLA.


la prueba del delito

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